miércoles, 30 de agosto de 2017

A mi Churri

Sólo hoy, porque te quiero, puedo devanarme los sesos buscando una serie de adjetivos que describan este enamoramiento loco -casi maternal- que te acompaña. Recuerdo el día en que naciste. Fui a verte al hospital, y alguien me ofreció a escondidas una caja de lenguas de gato. Tenías los ojos cerrados, como con miedo a mostrárselos al mundo. Pero los abriste así, sin previo aviso, y me miraste embelesada, sabiendo de manera tácita que jamás te haría daño. 

Con manos diminutas, y un gesto malhumorado, rebusqué en tus pensamientos alguna idea de qué soñabas, sin lograr apenas resultados. Y es que estás ahí, en realidad siempre has estado. Recuerdo los pucheros que hacías al saberte sola en el salón, o los berridos después de la siesta. Recuerdo cómo encontrabas mis cosas bajo la cama antes de una buena juerga -a mi manera-. Y recuerdo, sobre todo, los momentos que compartimos tras muchos días en vela. Buenas noches, que duermas bien y hasta mañana. Noche tras noche, día tras día...

Este año te vi vestirte de gala, como tantas veces antes. Pero ahora es distinto, porque ya nunca más saldrás de mi casa. Con traje verde -verde Esperanza-, y mirada aún inocente, como tus alas, decidiste viajar lejos, romper un poco mi alma. Y por eso te quiero, y por eso me embalsamas. Porque sólo tú -sólo tú- sabes bien cómo me atrapas. Porque sólo tú sabes que a él también le quiero, y que le perseguiré hasta el fin del mundo si de alguna forma te mata. Porque en poco más de un mes celebraremos juntos tu boda. Y porque me alegro tanto por ti, que no hay forma posible de explicarlo sin lanza. 

Dime cuándo te veo, que tu ausencia me exalta. Dime cuándo te veo, hermana, que te echo de menos. Algo me falta en el alma. 

P. D. Estoy deseando ser bi-tía! Tiempo te falta!




No hay comentarios: