domingo, 29 de marzo de 2009

Cursando Licenciatura en Rebeldía

Tengo que reconocer mi ausencia de sentimiento ante tu suspiro, cosa que ciertamente me sorprende y me preocupa; ni la más minúscula lágrima, ni el menor de los nudos ansiolíticos, ni la mera voluntad sacrílega. Tengo que reconocer que me duermo en cada esquina, cosa seria, ¡y ni siquiera estoy bautizada para librarme de tu purgatorio!

Esto es raro, la vida es rara, yo estoy rara. No me gusta adelantarme a los sufrimientos, y sí. La pienso, la repienso, la domino y me mata. Pero nunca acierto, ni siquiera atino a bostezar en mis sueños, y me alegro de haberte conocido y de que me aliviaras el miedo. Me gustan pocas cosas, me engaño con mentiras de las gordas y me niego la posibilidad del verdadero llanto. Tengo un esparadrapo en la boca que me impide contarte mi silencio, y me ata cada noche a una incensante carrera militar.

Siento que te odio, que no te quiero, que ansío que desaparezcas de mi vida, que vueles lejos, que no te preocupes, que ya me voy yo. Y sé que todo esto es venganza, y sé que algún día un telegrama roñoso me avisará de tu muerte, y yo me sonreiré por dentro y gritaré por fuera, así, ¡ASÍ! como tantas veces he imaginado. Y sé que me duele decirte esto, que no quiero que me vuelvas a exigir nada, que no te mereces mis lágrimas ni el más mínimo de mi sufrimientos, que ya no los vas a ver más. Que te lo juro. Que ya me he muerto.

1 comentario:

Vero dijo...

Muchas gracias por tu comntario Espe, me alegro que lo disrutes y graias también porque ha sio la manera de llegar a tu blog! lo estoy disfrutando. La verdad que da gusto poder compartir las palabras y los sentimientos que despiertan con las personas.