sábado, 19 de marzo de 2011

¿Y si...?

Es sábado por la tarde. Hace sol, parece que por fin aparece la primavera este año. Estoy en casa, después de la sobremesa de peli y soledad, y pienso: ¿y si...?

Qué pasaría si muriese mañana, qué me gustaría hacer, a qué personas llamaría o a cuáles querría ver. Puede que me fuese a pasear por El Escorial, o que quedase con mis amigos. Posiblemente disfrutaría de mi familia, diría todas esas cosas que al final siempre se quedan en el tintero, repartiría mis escasas pertenencias, reflexionaría sobre lo que ha sido mi vida hasta el día de hoy. Y ese sería el punto más terrorífico de todos.

He aprendido inglés, he estudiado una carrera, he vivido un año entre los fríos polacos, y otro en el horno paraguayo. He estado en tres continentes, he paseado por París en verano, he escuchado a la Filarmónica de Viena en directo, me he cruzado con Joaquín Sabina dos veces, y con André Rieu otras dos. He amado intensamente, he perdido amigos por el camino, y he tenido la fortuna de conocer a mis cuatro abuelos. 

He llorado mucho, muchísimo, y he reído aún más. He conducido de noche por el Chaco, y he disfrutado en un mercedes antiguo descapotado con un pañuelo rojo de seda sobre la cabeza. He estado en una boda budista, he hecho yoga, y he corrido por la mañana con mi perra al lado. He soñado con cada uno de los proyectos que se me pasaban por la cabeza, y he abrazado muy fuerte a la persona de la que estaba enamorada. He pintado un desnudo, he escrito un lamento, y me he sonreído al leerlo años después. He pensado en mi futuro tanto que parece que hasta lo he vivido, y he llegado a adelgazar 30 kilos en unos pocos meses. 

He sido AuPair en Cambridge y en Manchester, he visitado a Gonzalo en Dublín y a Belén y Álvaro en Londres, he conocido a casi todos los miembros de mi familia, y me he desnudado a mi manera en Los Mundos de Espe. He cenado en Chueca y he comido en el Ritz. He ayudado a unas cien familias en Asunción, y he hablado con sinceridad sobre mis sentimientos al menos con una persona. He cogido en brazos a cada uno de mis hermanos recién nacidos, y he jugado con ellos hasta caer rendidos de agotamiento sobre el sofá. He visto muchas series, muchísimas, y he pasado horas frente al ordenador esperando a que alguien me escribiera. Me han robado el móvil dos veces, y la cartera una. He aprendido a fumar entre amigas, y he aprendido a dejarlo también entre amigas. He mirado al cielo llena de dudas suplicando una respuesta, y me he dejado calentar por el sol.

Podría hacer un recuento de todas las cosas que he hecho, y siempre sería insuficiente. Estoy muy orgullosa de lo que he vivido hasta el momento, y aunque es cierto que a día de hoy cambiaría algunos pequeños matices, al fin y al cabo, esa es mi vida. Esta soy yo. 

Pero por mucho que me esfuerce, no consigo responder a esa pregunta, esa que me ronda la cabeza desde hace días y que siempre me resulta imposible de resolver: 

Espe, ¿y si murieras mañana? ¿Y si...?


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