martes, 12 de abril de 2011

A Diana y Alberto

El viernes pasado se casó mi gran amiga de la infancia Diana, con su novio de toda la vida Alberto. Yo estuve en la boda, participando de este día tan especial para ellos. Me pidieron que les escribiera un pequeño discurso para leerlo en los postres, así que lo dejo aquí para que quede ya para la posteridad. Un beso muy muy grande a los dos:

Conozco a Diana desde hace más de 20 años, y creo que puedo decir que la conozco. Con ella empecé a descubrirlo todo: salí de fiesta por primera vez con ella, cuando aún teníamos que estar a las 11 en casa, charlamos sobre las dudas del primer amor, y también lloramos juntas ante el primer dolor… Con ella aprendí a abrirme al mundo, a soñar juntas, e incluso a fantasear con el día de nuestra boda.

Ella ha estado siempre ahí para mí, haciéndome partícipe de su vida, compartiéndola conmigo. Y hoy, 8 de abril de 2011, esa fantasía adolescente, llena de ideas mentales sobre trajes, flores y largos pasillos hasta el altar, se ha hecho realidad. No tengo palabras para expresar la profunda alegría que siento al ver que Diana, mi gran amiga, mi amiga del alma, ha llegado hasta aquí, con su precioso traje, y por fin ha atravesado el susodicho pasillo del brazo de su padre. Creo que cuando tienes 15 años y piensas en estas cosas, no te imaginas que tienes que pasarte 6 meses de la ceca a la meca organizando, probando y comprando, gastando, invitando y volviéndote loca.

Pero si dejamos a un lado el tema de la boda, la composición formal de la boda, me gustaría decir que me quedo con el mensaje de lo que esto significa. Me consta que desde que Diana conoció a Alberto todo ha cambiado en sus vidas. He visto su increíble tesón, su constancia y su voluntad inquebrantable por conseguir aquello que deseaban, por estar juntos, por compartir sus vidas como una pareja. Todos sabemos que las relaciones son a menudo complicadas, que hay que ceder en muchos momentos, que hay que tragar con cosas que no nos gustan. Y que además la convivencia, el día a día, la realidad tal y como es, consigue que parejas sólidas se rompan por un conjunto de pequeños detalles. Pero Diana y Alberto, Alberto y Diana, han superado esa prueba con creces, han crecido juntos, han pasado esos caóticos años en que uno deja de ser un niño para adentrarse en la vida adulta de la mano, el uno junto al otro, siempre juntos.

Estoy muy orgullosa de vosotros, y representáis para mí un ejemplo a seguir, un ejemplo de superación, un ejemplo de valentía, y sobre todo, un ejemplo de muchísimo Amor. De Amor con mayúsculas, amor incondicional, amor gratuito. Amor de querer formar una familia, Amor de superar todas las adversidades, simplemente Amor. Hoy empieza una nueva etapa en vuestra vida, que espero que sea absolutamente maravillosa.

Decía Antonio Machado que a las palabras de amor les sienta bien un poquito de exageración, pero creo que acierto cuando afirmo que hoy es el primer día del resto de vuestras vidas. ¡Enhorabuena a los dos! 


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