sábado, 7 de julio de 2012

Temblores que matan

Tu pulso se empieza a acelerar, un molesto sudor frío te acaricia las manos recordándote que estás nervioso, las palabras huyen asustadas, te vacías de ti, y de todo, y sólo queda ese profundo miedo que te ahoga, que te inunda, que te sacude, que te domina, que te tiene preso...

Unos ojos curiosos, casi desesperados, me ruegan en silencio que lea su alma a través de una simple mirada. Y yo lo hago, pero preferiría cruzar los siete mares a nado antes que aceptar esa infinita deuda disfrazada. Me visto de recelo, me puede la rabia, y un sinfín de lágrimas silenciosas me siguen diciendo que no sabes, que no puedes, que te crees cobarde.

Entonces estallo, el ego se apodera de mi ser, desvarío en un bucle de descontrol, de exceso de control quizá, de todos tus ruegos. Estoy vomitando palabras, como antaño. Qué extraño resulta sentir, ver, padecer estas circunstancias del otro lado. Yo te sé capaz, te sé entero, y a pesar de todo te compadezco por esa maldita mirada tuya, ese afán exigente que se cree con derecho a maltratarme injustamente, a decirme que yo soy la única culpable de hasta el más ínfimo de tus rasguños, de tus secuelas emocionales, de tus lamentos más oscuros. Qué extraño resulta quedarse con la eterna duda de saber qué estarás pensando. Qué extraño saberte lejos, atontado, melancólico, delirante, imperfecto, insensible, defectuoso, despedido, humillante. 

Me despierto una vez más en el ojo del huracán; la curiosidad me ha arrastrado hasta aquí, en un atisbo de locura. Quiero gritarte que te vayas, que me dejes, que me engañaste, que no me mereces, que no eres nadie, que odio este ser que me posee cada vez que no te sueño, que no te veo, que no me callas. Quiero arrancarte los ojos con los dientes, arañarte esa expresión obsecuente que me mata, que me recuerda a cada instante que tú eres yo, y el todo, y la nada. Quiero hablarte de arroces y pollos, y de príncipes que se convirtieron en ranas...

Qué extraño, y qué liberador ser tormenta, escampar mi alma. 


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