sábado, 6 de noviembre de 2010

A Marta y Caítos

Hoy estamos de enhorabuena porque mi primo Caítos se ha casado con Marta, su novia de toda la vida. Desde la una de la mañana que ha empezado la ceremonia religiosa, hemos estado con ellos, compartiendo este día que representa el fin de una etapa y el inicio de otra.

No voy a negar que la novia estaba espectacular, que el catering estaba delicioso, que el sitio era idílico. Sí, todo salió fenomenal. Pero a mí me gusta quedarme con la esencia de las cosas, y la de hoy tiene mucho que ver con la idea del compromiso... Y sobre todo con el amor.

Estaba yo en la iglesia algo distraída, mirando las columnas barrocas de mármol verde y los frescos del techo, cuando mi primo Jaime -uno de los hermanos del novio- ha leído una especie de oda al amor citando a la Madre Teresa de Calcuta. Según iba hablando, un algo extraño dentro de mí se iba haciendo cada vez más grande, y la curiosidad se apoderaba de cada célula de mi cuerpo.

¡Qué sabia era aquella mujer! ¡Qué sabios todos los que la siguieron! ¡Qué sabios los presentes que escuchábamos aquella lección magistral pseudopóstuma y deseábamos con el alma saber más, seguir escuchando! ¡Qué sabios aquellos que aman!

Creo que no hay palabras para describir esto que siento, que me conmueve, que me lleva a plantearme qué es lo que pueden ver dos personas, la una en la otra, para querer pasar el resto de sus vidas juntos. Me parece verdaderamente admirable.

Enhorabuena a los dos. Y Marta, bienvenida a la familia Mingo ¡Ya eres una más del clan!

Para los que os interese, os dejo las palabras de la Madre Teresa a continuación:


La inteligencia sin amor, te hace perverso.

La justicia sin amor, te hace implacable.
La diplomacia sin amor, te hace hipócrita.
El éxito sin amor, te hace arrogante.
La riqueza sin amor, te hace avaro.
La docilidad sin amor te hace servil.
La pobreza sin amor, te hace orgulloso.
La belleza sin amor, te hace ridículo.
La autoridad sin amor, te hace tirano.
El trabajo sin amor, te hace esclavo.
La simplicidad sin amor, te quita valor.
La oración sin amor, te hace introvertido.
La ley sin amor, te esclaviza.
La política sin amor, te hace egoísta.
La fe sin amor te deja fanático.
La cruz sin amor se convierte en tortura.


La vida sin amor... No tiene sentido.




1 comentario:

NCerna dijo...

que grande era Sor Teresa de Calcuta... gracias Espe por compartirlo.

Un abrazo