miércoles, 14 de septiembre de 2011

Recopilatorio

Nunca me consideré una persona pudorosa. La verdad es que prefiero la vida al natural, como los berberechos. Hoy me he sentado en mi pequeño rincón, en aquella esquina barroca del salón. He encendido un cigarrillo recién liado, y he aspirado con parsimonia. Quería disfrutar de las dos primeras caladas, las mejores. Oficialmente, he vuelto a fumar. Qué fracaso... 

Así ha empezado mi recopilatorio, el análisis de lo que hoy soy y su porqué. Me he transportado a una exposición de Sargent en el Thyssen hace unos años... He recordado a La Vendedora de Cebollas, mi obra predilecta. Siempre me identifiqué con aquella muchacha de ojos marchitos, llorosos, inocentes, quizás cansados de pelar cebollas... ¿Cómo puede caber tanto misterio en tan poco espacio? 

A mis 25 tiernos años he viajado bastante, he conocido otras culturas, he pasado por fases hippies, pijas, católicas, inmorales, exquisitas, costrosas, escandalosas, ateas, sibaritas, fanáticas, políticas, apolíticas, rebeldes... Qué puedo decir: nunca me conformé con la primera opción. 

Estoy muy orgullosa de mí. Tal vez sueno ególatra... Yo prefiero denominarme sincera. Me reitero: estoy muy orgullosa de mí. Un miércoles cualquiera, un septiembre tranquilo, un año que es mío... Un día como hoy, me he sentado en ese pequeño rinconcito del salón, proyectando nubes de humo fugaz, y he decido guiar mis pensamientos hacia un recopilatorio exhaustivo de lo que ha sido mi vida hasta este instante.

Al contrario de lo que muchos piensan, soy bastante discreta con mi intimidad. Una vez tuve una discusión algo dispar con una amiga sobre el pudor. Ella me tachaba casi de nudista, y la verdad es que quién sabe, nunca digas nunca, nunca digas siempre. Siempre quise pasar una temporada en paños menores, pero no con intención de reivindicar ideas trasnochadas, sino más bien para saber qué se siente al liberarse de esa vergüenza de manera permanente. Ahora me doy cuenta de que en realidad no necesito desnudarme para alcanzar dicho estado.

Si la mayoría de las personas que me rodean supiesen todo sobre mí, posiblemente se escandalizarían. Qué genio el que inventó los secretos. Me gusta mantener cierta información para mí, pero hoy me he dado cuenta de que omitirla no hace que se desvanezca. Y por eso, he querido recopilar mis vivencias. Creo que me daría para escribir un buen libro. Algún día lo publicaré, porque como dice la canción, dos sólo pueden guardar un secreto si uno de ellos está muerto... Y siguiendo esta premisa, ¿para qué ocultarse? Preparaos: dentro de poco tendremos Espe al Desnudo.




No hay comentarios: