jueves, 22 de julio de 2010

Espera, Esperanza, espera...

Hace ya cosa de cinco años que no uso reloj. Un día descubrí que estaba enganchada a las horas, a calcular los minutos, a llegar puntual, a respetar el tiempo como si fuese un semi-dios o algo por el estilo... Después de aquello, empecé a consultar la hora -cuando lo consideraba necesario- en el teléfono móvil. Este sistema, si bien más aparatoso, hizo que disminuyera notablemente mi obesión casi compulsiva por la puntualidad. Se podría decir que hasta el momento yo me había considerado un ser puntual, y llegaba a tal mi paranoia, que había ocasiones en que llegaba a los sitios una hora antes por si acaso.

A día de hoy, he reflexionado muchísimo sobre las esperas. Creo que mi nombre fue premonitorio, y muchas veces me repetía a mí misma una frase para invocar paciencia: espera, Esperanza, espera. No es que me gustase esperar, de hecho es algo que por lo general me pone de bastate mal humor, pero me consideraba una víctima de todos aquellos que me tenían ahí postrada perdiendo el tiempo. Después de 24 años, creo que por fin he aprendido a darle al tiempo el valor que tiene. Me explico:

Yo siempre pensé que la puntualidad era uno de los pilares de la buena educación, y como para mí eso era algo fundamental, llegaba más que puntual a mis citas y reuniones varias. No importaba si tenía que dejar otra actividad a medias, o si interrumpía una conversación, porque yo me tenía que ir. Ahora mismo no haría nada de todo eso. Y es que he aprendido a respetar mi tiempo sin faltar al respeto, he aprendido a decidir cómo invertirlo sin menospreciar al otro, y he aprendido a no esperar en una esquina durante largos e infinitos minutos, mientras mi cabeza generaba historias a cual más negativa sobre las personas que no llegaban puntualmente a los sitios.

Es cierto, sigue sin gustarme esperar, y aún estoy trabajando en el hecho de que me gusta programar mis actividades, pero no pienso volver a repetirme aquella letanía de espera, Esperanza, espera, en primer lugar porque no me gusta nada, y en segundo porque me niego a seguir sentada esperando. Ha llegado el momento de actuar.


No hay comentarios: