sábado, 11 de junio de 2011

Hoy es uno de esos días...

Hoy es uno de esos días -una de esas noches- en que sabes que lo mejor es irse a la cama, dejar para mañana todo intento de pensamiento, de ilustración, de congoja... Hoy es uno de esos días -una de esas noches- en que todo es negro, como la Milonga en Negro de Edmundo Rivero. 

Hoy es uno de esos días -una de esas noches- en que pienso más de lo que debería, en que recuerdo momentos peores con los que me engaño, en que me olvido de que es mejor escuchar algo más alegre que los Nocturnos tétricos de Chopin. Sólo ahora comprendo por qué les puso ese nombre. Sólo ahora, en este preciso instante, me acerco a empatizar con este francopolaco, con todo aquello que sentía, que le desbordaba, que le carcomía...

Hoy es uno de esos días -una de esas noches- en que decido quedarme en casa voluntariamente, a pesar de que el calendario me ha chivado que es sábado, recordándome que soy aún joven y debería estar por ahí, sociabilizándome, pasándolo bien, en vez de ponerme a Calamaro cantando aquello de tengo miedo de las noches, que pobladas de recuerdos, encadenan mi soñar...

Hoy es uno de esos días -una de esas noches- en que no hay cabida para la voluntad, ni para las ansias, ni para nada. Se me han quedado las piernas inmovilizadas, como en un ataque inesperado de hipotiroidismo, y mi alma está apagada, mucho más mustia que las hojas de los robles al comienzo del otoño, más desgarrada que la guitarra del Ojalá de Silvio que ahora suena...

Hoy es unos días -una de esas noches- que preceden a una gloriosa mañana, florecida de paseos matinales, en las que te ríes a carcajadas de esa víspera fútil en la que no te quedaban ganas ni para llorar, en que cantas a gritos al son de Raphael Gualazzi.

Hoy es uno de esos días -una de esas noches- en que lo mejor es irse a la cama, y dejar para mañana todo lo que podrías haber hecho hoy...


No hay comentarios: