Ayer me fui a ver la última peli de Woody Allen: Conocerás al hombre de tus sueños. Como es habitual cada vez que el director estrena película, yo iba emocionada, extasiada, ansiosa por degustar su trabajo más reciente.
Fui con unas amigas, muy animadas todas ellas, a los Renoir de Plaza de España para poder verla en versión original. Y allá que nos fuimos, tan contentas (y emocionadas, extasiadas, ansiosas por degustar su trabajo más reciente).
Tengo que decir que la sala estaba abarrotada, y tuvimos que sentarnos separadas. ¡Yo no sabía que había tanta gente ociosa los lunes por la tarde! Se apagaron las luces, una música muy a lo Woody empezó a sonar, y los créditos blancos sobre fondo negro hacían las veces de prólogo.
La película consistía en un retrato filmado de una realidad eminentemente posmoderna, en la que el dinero, los gurús y el constante deseo de juventud estaban a la orden del día. Me resultó lenta, repetitiva, e incluso clónica, sin rastro del mítico sentido del humor de sus guiones, llegando en algunos puntos a aburrirme. No es ni mucho menos para pasar el rato, sino más bien para verla unas cuantas veces a lo friky y sacar conclusiones filosóficas entre metáfora y metáfora.
No hay protagonistas pero sí muchos personajes bien caracterizados. Cabe destacar, como siempre, la banda sonora, el exquisito toque artístico, y el glamour de lo cosmopolita que tan bien le sale a Woody Allen. Yo os recomiendo en este caso que hagáis uso de pelisyonkis, que tampoco da para mucho más.
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