La música siempre fue un elemento importante en mi vida, hasta el punto de convertirse en imprescindible para mí. Hace cosa de un año me compré un iPod de 16 Gb de capacidad, ya que mi objetivo era poder meter toda la música que deserara para llevarla siempre conmigo. Así que me llevé mi nuevo juguete a casa, lo conecté con el iTunes de mi Mac, y me fui a Paraguay tan contenta con mi primer reproductor portatil.
Si me preguntas qué se puede escuchar en mi iPod, te contestaré que los ballets de Tschaikovski, los nocturnos de Chopin, las arias de la Callas, y todas las ediciones especiales en directo de Los Tres Tenores. También tengo la discografía al completo de Joaquín Sabina, y la de Silvio Rodríguez, y la de André Rieu; las mejores canciones de Disney, algo de Fito, unos cuantos temas de Extremoduro, éxitos de los hermanos Flores, Estrella Morente, los Beatles, Mala Rodríguez, Mocedades, Robbie Williams, Russian Red, Alejandro Sanz, los grandes poetas cantados por Serrat, Madonna, la banda sonora de Sonrisas y Lágrimas, varios tangos de Carlos Gardel, música paraguaya, cantantes diversos de R&B como Beyonce, Rihanna o J. Lo... Normalmente me lo pongo en la opción de aleatorio y de esa manera nunca sé cuál será el siguiente tema. Mi iPod es genial, es intrigante, es cosmopolita, es alternativo, es multicultural, es sensible, es exquisito... Mi iPod es como yo.
La semana pasada mi hermana y yo nos cambiamos los iPods por un día. La historia tenía su gracia: era una oportunidad para descubrir nuevos cantantes, nuevas canciones... Me gustó la idea, así que accedí. Me levanté temprano para ir a trabajar, y me acerqué hasta la parada del autobús. Saqué el iPod de Belén del bolso, me puse los cascos, y le di -como siempre- a la opción de aleatorio. Primer single: Zapatillas, de El Canto del Loco. Es cierto que tienen su gracia, pero el pop nacional ha llegado a un punto en que me resulta repetitivo. Paso al siguiente tema: Maldita Nerea, Antonio Orozco, Los Delincuentes, Nena Daconte y una serie de canciones en italiano... No me gustó nada el cambio de iPod por un día, así que decidí devolvérselo a mi hermana en cuanto llegase a casa, y mientras tanto rebuscar en el círculo giratorio en pos de, al menos, algo de Britney...
Esa misma tarde, ya en casa, me encontré con Belén y mantuvimos una conversación algo surrealista y llena de sonrisas:
- Belén, dame mi iPod ahora mismo. Me has timado. Tu iPod es un rollo, sólo tiene cantantes de tres al cuarto que aprendieron a tocar la guitarra en el barrio, y llaman música a gritar.
- Tú sí que me has timado. Menudo rollo de música escuchas.
- ¿Rollo? ¿¿¿Rollo??? ¡Pero si tengo de todo! Lo que tú escuchas también lo tengo, pero sólo un poco. Y tengo mucha más variedad.
- ¿Variedad? ¡Pero si sólo tienes cantautores comunistas y violines!
En ese momento me eché a reír y ya no pude parar... ¿Violines? Me hizo muchísima gracia. Sí, tengo violines, y pianos, y chelos, y arpas, y acordeones, y voces únicas, y todas mis canciones...
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