jueves, 9 de septiembre de 2010

A mi abuela Espe

Mi abuela Espe murió ayer, miércoles 8 de septiembre de 2010, después de sufrir las horribles consecuencias de un cáncer. 

Mi abuela Espe era una gran mujer, atenta, alegre y feliz, siempre con una sonrisa en la boca y una mirada aún inocente a sus 84 años. Solía dar larguísimos paseos por El Retiro cada mañana, y se paraba a hablar con alguna vecina, o con el mendigo de la esquina, o acariciaba el hocico a un perrito ya mayor, o simplemente disfrutaba con el mero hecho de sentir el viento helado de Madrid en Navidad en sus pronunciados pómulos. 

Mi abuela Espe era la persona más coqueta que yo he conocido en mi vida. Jamás salía de casa con los labios sin pintar, unos zapatos de tacón y su inconfundible olor a abuela Espe. Le encantaba asistir a misa diaria y fue una esposa devota durante todos los años en que estuvo casada con mi abuelo Álvaro. Le encantaba viajar, conocer nuevas culturas, nuevas gentes, aunque siempre fue una auténtica enamorada de Inglaterra.

Le encantaba soñar despierta, y hace apenas un mes me propuso irnos juntas en septiembre de vacaciones a México. Siempre admiraré su carácter tranquilo, su afán de superación, su serenidad, y su indiscutible elegancia. Puedo decir sin un ápice de duda que era la señora más elegante con la que yo me he cruzado, y me siento muy orgullosa de que fuese mi abuela. 

Tenía un algo muy especial que le hacía brillar por sí misma. Cuando entraba en una sala, ya no había nadie más allí, sólo ella. Siento una profunda admiración por ella, y si algún día me llego a casar, me encantaría que mi relación se pareciese al menos en una décima parte a la que tenían mis abuelos. 

Sé que ahora está en un lugar mejor, nuevo, feliz. Y también sé que ella sabe ahora lo que le espera, y que ya no hay lugar para el miedo. Me llevo el increíble recuerdo de sus historias, de sus recetas, de su amor por la música y el arte, de sus tardes en el porche de su casa de Torrelodones, y de las comidas en Madrid, y de los paseos por la muralla del Parador de Baiona... Me quedo con las veces que me dio vasos de agua con Redoxon, y cuando me llevaba con ella a las tertulias con sus amigas siendo yo aún una niña, y cuando me llamaba por mi cumpleaños, o cuando compartíamos el día de nuestro santo... Me quedo con su espíritu, con su sentido del humor, con su dedicación, con su jovialidad, con su amor, y sobre todo, con su ejemplo.

Abuela, siempre estarás presente en mi vida de alguna manera. Y en la de todos nosotros.



Para los que queráis despediros de ella, el funeral y el entierro serán hoy, día 9, a las 18.30h. en la Parroquia de San Ignacio de Loyola de Torrelodones (Carretera de Galapagar S/N).

Os dejo el mapa para que os ubiquéis:




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2 comentarios:

Concha dijo...

Quiero recalcar que efectivamente has descrito lo que tu abuela trasmitía: Jovialidad, alegría y Estilazo.
Era única y siempre lo será!
alli estaré a las 18.30hrs.
Besazos,
Concha

Miss_Cultura dijo...

muchos animos¡¡¡Espe