Hace pocos días me topé con una nueva campaña de publicidad al mejor estilo Below The Line (publicidad no convencional), en la que Hotmail demostraba que su cambio de imagen implicaba también un cambio corporativo importante y real. Para hacerlo efectivo, apadrinó a un tal Alejandro Bustillo, un joven madrileño de 27 años, que quería demostrar a su novia que había cambiado por amor a ella, y por eso crearon él y hotmail de la mano una plataforma llamada 30 días para conquistar a Julia (para ver su web, pincha aquí).
La idea es muy original: hacer durante 30 días una auténtica campaña cibernauta en la que se hace partícipe a los seguidores de las principales redes sociales, de la misión de conquistar a Julia. Tienen su propio blog, web, facebook, twitter... Han montado un mural en mitad de Recoletos con las frases de apoyo de los desconocidos que le mandan mensajes e ideas a su mail, y está saliendo en los principales medios de comunicación. Esta mañana habló en Anda Ya, el programa de las mañanas de Los 40, y algunas cadenas de televisión ya se han rifado su presencia en sus prime times de las noches de Buenafuente y tal y tal.
Os cuento esto en parte porque la idea me parece original, pero sobre todo porque me ha llevado a plantearme hasta qué punto estaría yo dispuesta a hacer lo inimaginable por amor. Y ahora ya tengo la respuesta. Comprendo a ese chico, a Alejandro, porque me veo en él como un espejo. Me siento capaz de colgar mi cara de todos los edificios de Madrid para decirle a alguien que le quiero. Me siento capaz de mandar un mensaje a la Luna, de dejar mensajes en botellas en el Atlántico, de lanzarme en paracaídas o de descongelar los Polos si hace falta por amor. Sé que suena algo cursi, pero es la realidad. Ya me he tirado a la piscina: estoy dispuesta a todo.
¿Qué más se puede pedir?
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