sábado, 21 de mayo de 2011

Todavía una carta de amor

Te quiero dedicar una canción, escribir cada nota, suspirar en los silencios y desquitarme entre dos corcheas. Quiero que sientas cada lágrima, que la palpes, que sientas el calor abrasador mientras resbala por mi mejilla, deprisa, precediendo a la tormenta; quiero que recuerdes las Tardes Narcisistas y las hagas tuyas...

Hoy te echo de menos -como ayer, y como antes de ayer-. Silvio me ha recordado que he gastado demasiados papeles recordándote... 

De repente todo cobra sentido: Lorca, Matisse, el Vals de las Flores. Un sentido profundo y lleno de vitalidad, como las tardes embriagadas por una botella de chardonnay. ¿Qué quedaba por decir, qué momentos por vivir, qué guerra por salvar?

Siempre tendré guardados los textos que escribí, los Mundos por los que paseé, las baladas que me recordaron a ti, a tu aura de ilusión perpetua, a tus parques de Lunas moribundas, a los tangos de Gardel, a los valses de los Strauss, a las madonnas de Leonardo... Te quiero tanto... Que no he más que abdicar.

Te quiero tanto que me rindo, me rindo a un millón de noches en vela, de mañanas sin ti, de amores sin ti, de amores contigo. Siempre supe que así sería, que así te querría mejor, que así nos querría. Siempre supe que haría falta un hasta luego, un con Dios, un buena suerte, un quizás, un tal vez, un ojalá...

Por eso hoy te quiero más si cabe, hoy te afirmo y me afirmo y nos dedico un tiempo valiosísimo en que puede -y sólo puede- que te encarnes, que me mires, que bailemos y que nos sonrojemos como aquella primera vez en que intuí tu cuerpo desnudo en la oscuridad. Sé que pasarán años y yo seguiré esperándote, velando el recuerdo de un quizás, de un tal vez, de un ojalá. Sé que seguiré esperándote como ya predijiste hace tiempo. Seguiré buscando rellenar ese hueco tan vacío que dejaste, que te arranqué cuando te dije adiós, que simboliza aún a día de hoy un quizás, un tal vez, un ojalá...

No sé no quererte, no sé no amarte, no sé no hundirme entre estas dos lágrimas sepultadas que todavía no he llorado. No sé que no me quieras, no sé que no me ames, no sé que no me llores, no sé que no me esperes, no sé que no nos hagas. No sé sentirte sin sentirte, no sé verte y no querer besarte, no sé intuirte sin suspirar, ni desear mil abrazos infinitos, ni mil quizás, diez mil tal vez, un millón de ojalás...

Te quiero tanto... Te quiero tanto que ya no duele, que ya no quema, que ya no mata. Te quiero tanto que hasta me quiero sin ti, aunque tú no quieras una segunda persona del plural, aunque niegues lo que ocurrió y yo niegue lo que no ocurrió. Te quiero tanto que quiero acurrucarme en tu tripa, recitarte a Benedetti, y a Neruda, e incluso a Bécquer. Te quiero tanto que ya no concibo un quizás, un tal vez, un ojalá. Te quiero tanto que te veo en cada canción, en cada suspiro, en cada árbol, en cada frase, en cada libro, en cada cuento, en cada movimiento, en cada cine, en cada instante. Te veo en el cielo y en el sol, en mis amigos, en los vinos y en las flores. Te veo en todas las personas, en todas las voces, en todas las noches, en todos los días. A veces me sorprendo girándome, pensando que aparecerás al doblar la esquina, por detrás, con cualquier historia disparatada que contar. A veces me sorprendo marcando tu número, ya borrado de la agenda, imborrable de mi memoria. A veces me sorprendo deseándote, recordándote, amándote en mis sueños. 

Qué cursi me sueno a mí misma, escribiéndote una vez más una carta de desamor -muy distante de mi intención inicial-. Qué cursi me siento cuando te siento, cuando te miro a los ojos y me veo en ellos, me bebo en ellos, me duermo en ellos... Qué cursi me intuyo amándote. Qué cursis resultan todas estas cosas del amor, todos los quizás, todos los tal vez, todos los ojalás...

Qué cursi me siento, y qué sola, cuando todavía -¡todavía!- te escribo una carta de amor...

Tengo mucho miedo de no encontrar a alguien con quien compartir momentos como los que he vivido contigo, y tengo miedo también de que tú sí lo encuentres. 

Qué pequeña me siento, y qué sola, escribiendo todavía esta carta de amor...


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué bonito! Yo quiero que alguien me escriba una carta así!
una carta tan intensa como tú, princesa!

Los Mundos de Espe dijo...

Muchas gracias, seas quién seas... Hoy he hecho un descubrimiento alucinante sobre esto del amor, aunque aún no sé expresarlo, ordenarlo y manifestarlo! En cuanto sepa, os lo haré saber.
Te deseo un día maravilloso!!