domingo, 29 de mayo de 2011

Oda a mis amigos

Hoy me siento afortunada. He ido a pasear, a describir con la mirada todos aquellos susurros que la primavera va muriendo, que el verano va ganando. Hoy he transformado en mi mente los rostros de todos aquellos amigos, amigos que fueron, amigos que aún son, amigos que espero sigan siendo. He sentido su presencia en mi aura, en mis sentidos, mientras recorría sus sonrisas, sus llantos, sus exclamaciones y sus momentos. 

Me siento afortunada por todos ellos. Hace poco que he vuelto al mundo, justo después de mi operación -Patricia, te bendigo con amor, te llevo en mi mente, te llevo conmigo-. He retomado mi inquieta vida social, para aperitivear, pasear y entretenerme con todos aquellos a los que llamo amigos. He disfrutado con ellos, llorado con ellos, viajado con ellos. Estoy tan orgullosa...

Tengo amigos de los que están ahí siempre, de los que irían hasta Cochabamba si hiciese falta, de los que quedan contigo a las 7 de la mañana para desayunar porque has conocido a un alguien nuevo. Tengo amigos de los que te aplauden cuando lo estás haciendo bien, y tengo amigos que te invitan a cambiar de actitud cuando te ven estancada. Tengo amigos que te llevan por el mundo a mezclarte con sus familias, que te abren las puertas de sus casas y te presentan a sus padres. Tengo amigos que te acompañan al teatro, y amigos que te descubren un Universo de posibilidades. Tengo amigos magos, y amigos naturales. Amigos sinceros, amigos fatales, amigos extrovertidos, amigos timidísimos. Tengo amigos madrugadores, y amigos que trasnochan. Tengo amigos de todas las razas, colores, etnias, religiones, edades, condición social y orientación sexual. Tengo amigos de esos que te hacen reír dos horas seguidas, y amigos que se sientan pacientemente a escuchar cuando es necesario. Tengo amigos sibaritas y amigos amantes del Museo del Jamón. Tengo amigos que hacen fiestas en casa, y amigos que prefieren salir. 

Tengo amigos que te avisan cuando hay un puesto vacante en su empresa, y amigos que te llevan al cine los domingos. Tengo amigos que me llaman todos los días, y tengo amigos con los que hablo cada tres meses -aunque no por eso son menos amigos-. Tengo amigos que viven en España, y amigos que son ciudadanos del mundo. Tengo hermanos-amigos, primos-amigos y tíos-amigos. 

Tengo taaaaaaantos amigos, que aunque sólo tuviese uno de ellos, ya me sentiría afortunada. 

Hoy he pasado el día con una de estas amigas, una amiga de los pies a la cabeza, de las que se vienen a comer en familia, de las que te escuchan una y otra vez contar la misma historia, de las que se presentan en la puerta de tu casa en menos de un minuto. Una amiga que se va contigo a Ávila a ver a Joaquín Sabina, una amiga que te llama a Paraguay porque quiere ser ella la que te cuente que ha conocido al amor de su vida, una amiga que te lleva en pleno agosto llena de ilusión hasta Gibraltar para que lo conozcas. Una amiga que es ya casi una hermana, que lo sabe todo de ti, que termina tus frases antes que tú, que empatiza con tus alegrías y con tus penas... Una amiga a la que no hace falta decir nada porque ya lo intuye con solo mirarte... Una amiga a la que quieres. Una amiga que te quiere... Una amiga. 

Gracias, amigos todos. Sois un tesoro. Sois mi mayor tesoro.




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