Hoy he pasado la tarde con mis queridas hermanas, que me han montado una fiestecita a modo de despedida... Me han cocinado mis comidas preferidas, me han hecho un montaje fotográfico para que las lleve siempre de recuerdo, me han regalado unos discos de música paraguaya, y nos hemos pasado horas cantando las canciones típicas de la tierra, al son de la guitarra de Esther, y las voces de las hermanas paraguayas (que hablan guaraní).
Mientras las escuchaba entonar todo tipo de palabras, relatar historias mitológicas, leyendas ancestrales, odas a la feminidad y mil formas distintas de expresión ontológica, me he dado cuenta del enorme amor que siento por todas ellas...
Me han pedido que les hiciera un resumen de mi estancia en Asunción, de lo mejor, de lo peor, de lo que cambiaría... Me he puesto a enumerar las mil cosas que he aprendido, las sonrisas que me ha robado el sol, y la luna; las tardes bailando con las hermanas, las mañanas jugando con mis niños, las comidas a hurtadillas en el comedor entre una actividad y otra, las confidencias a cualquier hora, los abrazos por la espalda, mi viaje a Río con Ani, el recorrido con mis padres, la mangueada con Yolanda, las clases de computación, la convivencia con mi tiísima...
Son tantas cosas que es casi imposible hacer una lista inconexa. Me he quedado pensando, y realmente tengo tanto que contar... Quizá mañana me anime... Sólo puedo decir que al fin aprendí a amar. ¿Acaso no es ese el mayor regalo del Universo? Definitivamente, esto se merece una entrada exclusiva...
Gracias una vez más. ¡Gracias!
1 comentario:
Que bonita eres!!!!!!!!!
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