domingo, 15 de noviembre de 2009

Ña Eva

Como ya os comenté en alguna entrada anterior, he programado una serie de actividades para cada día de la semana, para que así los niños puedan elegir qué es lo que más les apetece hacer y vengan sólo a lo que realmente quieran venir. Yo no soy partidaria de obligar a nadie, por lo que me pareció una buena idea. Y los jueves, monto un juego dirigido con los chicos.

Normalmente reciclo alguno de los que nos hacían a nosotros en los campamentos de verano, o mis queridos primos en las excursiones de padres. Pero el jueves pasado se me olvidó qué día de la semana era y tuve que improvisar. En un primer momento lo único que se me ocurrió fue jugar al pañuelo mientras iba pensando en algo diferente. Al parecer no lo conocían, y les encantó. La primera tanda no tuvo mucha aceptación, pero en cuanto los demás vieron lo que se reían todos los chicos que estaban participando, los demás se quisieron apuntar enseguida.

La verdad es que nos lo pasamos fenomenal, pero llegó la hora de comer, y se acabó el asunto. Y cuál es mi sorpresa cuando el viernes me dicen que quieren volver a jugar al pañuelo. En realidad, sus palabras fueron: si no hay reggaeton, no queremos bailar nada. Así que les organicé de nuevo por equipos, y tan ricamente.

Y hoy sábado, que se supone que los niños se van a un parque con otros voluntarios, no se quería ir ninguno. Todos se querían quedar a jugar al pañuelo. Hemos tenido dos equipos masificados, y hasta las madres de los más pequeños han participado.

Una de las mamás que más me llaman la atención es Ña Eva (aquí se comen el do de doña siempre, vete tú a saber por qué). Viene todos los días a traer a su cuadrilla y ya se queda a comer. Las madres con bebés tienen derecho a comida diaria. Siempre llega tarde, pero a mí no me extraña nada, porque viene como con 12 niños que responden al nombre de Los García -hasta aquí falta cierto punto de originalidad-. El otro día me atreví a preguntar, y me contó que ella tenía 6 hijos. La primera tiene 16 años y fue, según sus palabras, un error de juventud, y ya no vive con ella. Hace tiempo que se marchó con su tía a Argentina. La mayoría de los paraguayos que buscan una segunda oportunidad se van a Argentina a probar suerte, muchos de ellos engañados, y las chicas jóvenes por lo general acaban como prostitutas de semi lujo. Y digo semi sólo porque allí ganan lo suficiente como para poder mantenerse y mandar dinero para una familia de 8 miembros...

En fin, que Ña Eva, aparte de su hija-error de juventud, tiene 5 más de distinto padre, todos diminutos. Y por si esto fuera poco, ha aceptado cuidar como suyos a los hijos de su actual compañero, y viene cada día con 12 chiquillos al comedor, dos colgando de la espalda, otro en brazos, y varios más por detrás.  A veces me asomo a la puerta del edificio para ver si les atisbo a lo lejos, para echar una mano a Ña Eva.

Ña Eva siempre lleva falda. Es la única mujer de las que vienen al comedor que lleva pollera en lugar de shorts, y la verdad es que va echa un primor. El otro día me comentaron las monchis que eso significa entre esta gente que su marido es machista, celoso y posesivo, es como un cinturón de castidad moderno. Y yo que siempre pensaba pero qué requeteguapa que va Ña Eva, y resulta que es una amenaza para los otros hombres. Como aquí todos se conocen, pues saben que la amenaza se cumplirá si se atreviesen siquiera a mirarla dos segundos más de lo necesario.

Ña Eva no ha cumplido aún los 30, pero siempre tiene una sonrisa inmensa en la cara y en los ojos. Yo no sé si su marido será machista o no, aunque por aquí la mayoría lo son. Sólo sé que a Ña Eva le gusta su vida. Ña Eva hoy ha jugado con nosotros toda la mañana al pañuelo. Ña Eva es una mujer digna de admiración. Ña Eva es muy feliz.



Hoy, me gustaría hacer un apunte especial. En primer lugar porque hace unos días -el 7 de noviembre- fue el aniversario de la muerte de mi abuelo José Luis. Y también porque hoy se reúne toda mi familia materna, a los que yo cariñosamente llamo Sus Majestades los Mingo de España. Se van a repartir los papelitos que portarán el nombre del amigo invisible de este año. El objetivo de esta actividad es comprar un regalo a tu amigo, y ofrecérselo el día de Nochebuena, el más especial del año para mi familia Mingo.  Me da pena no estar presente, aunque como me ha dicho mi tío, también José Luis, de alguna manera estaré. Gracias a todos. Os quiero.

1 comentario:

Yolanda Viveros Márquez dijo...

Hola Esperanza, como sé que los comentarios primero debes autorizarlos para que se publiquen, te envío éste sin ánimo de que lo publiques ya que es una respuesta a tu comentario que acabo de encontrar en el blog de tu tío josé luis. Ayer escribí un comentario para tu entrada sobre el reggaeton, pero parece que no recibiste o no quisiste publicarlo, no me extraña ya que era un poco largo y además me huelo a que no te gustó mucho mi punto de vista, pero en fin... son puntos de vista simplemente. A mí me encanta tu blog, ya lo sabes y la verdad es que me acomplejo un poco porque me da la impresión de que soy una entrometida al comentar tus entradas, pero no lo puedo evitar, todo es tan familiar para mí, es como que tú estuvieses en mi casa en estos momentos, yo he vivido con las monjas 6 años y todo lo que cuentas lo he vivido, sufrido y admirado, entonces pueees me lanzo un poco al vacío cada vez que comento algo en tus entradas. Pensé que sabías que pinchando en el encabezado de mis comentarios puedes acceder a mi email, o simplemente un click en "responder" también lo puedes ver, pero ya que me pides mi dirección de correo te digo que amsapaz@gmail.com y/o viverosyolanda@hotmail.com .
espero me escribas, desde luego yo encantada. Un besote y saludos a las monchis, uno muy especial para tu tía Concha, es la mejor monja de Cluny con diferencia eeehh, eso entre nos.