jueves, 5 de noviembre de 2009

Y llego el día de la pájara

Hoy ha sido un día bastante completo. Por la mañana, he tenido una reunión con todos los miembros del comedor, para localizar los fallos y buscar posibles soluciones. Al parecer, el primer miércoles de mes siempre hay reunión, y aprovechando que estamos a final de curso, hay muchísimas cosas que hacer.

Después me he ido con Ana a ver el gimnasio, que era algo cutre, pero es el que hay, así que supongo que mañana iré a apuntarme, a ver si nado un poco y así al menos me refresco...

Cuando he llegado al comedor, he empezado a encontrarme mal, y una de las monchis, la hermana Esther, me ha sugerido que me fuera a darme una ducha porque no tenía my buen aspecto. La verdad es que he hecho bien en obedecerla porque me he mejorado, pero sólo 10 minutos después el dolor de cabeza era casi insoportable. He hecho un intento de comer pero me encontraba tan mal que no he probado bocado, y directamente me he metido en la cama. Tenía sudores fríos, y una jaqueca de las que hacen historia...

Al poco rato ha venido mi tía, cariñosísima, y me ha puesto varias toallas frías alrededor del cuerpo para que me fuese bajando la temperatura corporal. Yo no atinaba mucho a ver lo que pasaba, pero sé que la he tenido al lado todo el tiempo, cambiándome las toallas cada poco rato, dándome suero para evitar una deshidratación, y haciéndome compañía en todo momento. Me encanta mi tía, no me cansaré de decirlo. La verdad es que me da pena no haberla conocido mejor antes, pero sé que ella hace mucho más bien aquí siendo la madre de todo el mundo, que allí, que sólo sería la tía monja.

Lamento no haber estado bien porque al final no he ido a mi primer día en La Casita de Belén -anda que menuda manera de empezar-, pero no hay mal que por bien no venga, y si esto ha surgido así es porque tenía que ser de esta manera...

Ahora mismo estoy organizando miles de juegos para hacer con los niños mañana, porque he cambiado el planning de las monchis en el apoyo escolar del comedor (que era un poquito rollete) y ahora doy a los niños clases de salsa, de manualidades, de teatro, hacemos juegos...

Me apetece muchísimo reencontrarme con mi niña, con la que jugaba en los campamentos y en las excursiones de padres. Y mañana por fin a La Casita de Belén... ¡Pero qué rebién!



De izquierda a derecha, la hermana Andresa, la hermana Amalia y la hermana Esther.

3 comentarios:

Luz dijo...

Que te pasó?? no nos preocupes Espe!! bueno, sabemos q la tía te va a cuidar bien, pero de todas maneras cuidadín con el calor!! me encanta el último párrafo, las excursiones de padres, los campamentos... todos esos los recuerdo contigo!! que felicidad verdad?es que ser niño es una maravilla... Espero que te vaya fenomenal con tus niños, ya nos irás contando. Muchos besines cielo!!

JOSE LUIS MINGO dijo...

Espe, estando al lado de la tia Concha puedes tú y podemos todos estar muy tranquilos.

Muchos besos

Yolanda Viveros Márquez dijo...

¡Qué ilusión me hace ver a las hermanas!. Un besoooooo enooorrrrrmeeeeeeeee para ellas, AGUAAATEEEE MISIONERAS DE CLUNYYYYY Y AGUAAANTEEE PARAGUAYYY!!