sábado, 30 de enero de 2010

El Pão de Açúcar

El Pan de Azúcar es la montaña que protege Copacabana, y que es tan famoso y característico como el Cristo del Corcovado.

Nos levantamos bien pronto para evitar las visitas masivas y los grupos de japoneses con sus Nikon atómicas y sus sonrisas absurdas... El caso es que tuvimos muchísima suerte porque no nos encontramos ni una sola cola, así que nada más llegar, nos montamos en el curioso teleférico que recorre en tan solo tres minutos una primera parte, hasta la parada establecida a casi 600 metros de altura. En cuanto llegamos, dimos un paseo, contemplamos las vistas, y nos hicimos muchas fotos para dejar constancia de nuestra aventura.

Y más pronto de lo que a mí me hubiese gustado, nos subimos en el segundo teleférico, en el definitivo, que continúa ascendiendo pendido en el aire hasta su destino final. Yo lo pasé francamente mal, y le iba diciendo a Ana que me contase cosas, lo que fuera. La sensación era similar a la del despegue del avión, y yo tuve que hacer un verdadero ejercicio de voluntad para no ponerme histérica. Durante el trayecto, sólo podía pensar que no había nada en el mundo que compensase aquello. 

Pero misteriosamente, cuando llegué y me tomé una Coca-Cola light (los brasileños están algo más desarrollados que los paraguayos en el aspecto coca-cólico), y me relajé mirando la carísima tienda de souvenirs, pude centrarme en contemplar lo que me rodeaba.

El Pan de Azúcar, en sí mismo, es una especie de Parque Natural, en el que la vegetación selvática sirve como ejemplo de lo que debe ser el Amazonas. Vimos miles de animales, galápagos, iguanas, lagartos, monos... Es como una selva en miniatura acondicionada para los turistas. Es divertidísimo pasear por los jardines interminables, y fijarse en las impresionantes vistas que rodean toda la montaña. Desde luego que de toda mi visita a Río, el Pan de Azúcar es lo que más me gustó de todo. Me gustó tanto, que la bajada no me dio nada de miedo. Y me quedé con el recuerdo de una jornada espectacular, como nunca antes en mi vida.

Continuará...




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