sábado, 2 de enero de 2010

Propósitos de Año Nuevo

Hay una serie de costumbres ligadas a la tradicional fiesta de Fin de Año. Yo sólo conozco algunas, como la de llevar ropa interior roja, quemar los viejos recuerdos con una vela blanca o tomar una copa de champagne con algo de oro dentro -a quién se le ocurrió ésta última tenía ganas de ahogar a alguien y que pareciese un accidente-. 

En fin, el caso es que el ser humano siempre anda inventando rituales y conjuros, con la promesa de algo mejor. Y una de estas tradiciones, es la de pensar detenidamente en las cosas que deseas para el nuevo año que se avecina, escribirlas en un papel -por aquello de no perder el rumbo- y aferrarse a él como si se tratase de un tesoro.

Los propósitos más comunes, según he ido viendo a lo largo de mi vida, son: dejar de fumar, empezar una dieta (yo me sumo a éste), encontrar pareja, independizarse, cambiar de trabajo, o de casa, o de ambos... Una retahíla de fantasías que casi nunca se hacen realidad, y que no duran en la memoria más de lo que tarda en perderse ese papel en el que quedaron plasmados los tan ansiados deseos.

La mayoría de los guiones de las listas se repiten año tras año, como asuntos pendientes sin resolver. Y no es que hable de clichés ni de tópicos, porque yo soy la primera que me doy cuenta de que mis propósitos cada vez son más, y algunos nunca desaparecen de mi mente -como el de empezar una nueva dieta-.

Aún así, me hace ilusión pensar en el dicho ese de año nuevo, vida nueva. Y yo quiero que mi 2010 sea especial. Ya sé que la magia la creamos nosotros mismos, y el mismo hecho puede mirarse desde mil perspectivas distintas. Por eso, este año no he escrito una lista, ni siquiera una mental de esas rapiditas con la esperanza de que se acabará haciendo realidad sólo por pensarla. Este año va a ser especial porque yo quiero que sea así.

Supongo que no está mal pedir ser feliz, pero ahora mismo, yo lo soy. Desde que empecé a vivir en un país en el que las vacas se pasean libremente por los parques infantiles, las carreteras no están asfaltadas, el calor te quema hasta las neuronas y la gente se quiere y se acepta tal y como es, he cambiado la mirada. Ahora miro a las personas, y me da igual su credo, su inclinación política o su condición social. Me veo ante una monja o ante un mercenario, y no pestañeo, porque ambos son seres humanos, y sólo por eso, se merecen mi respeto por encima de todas las cosas. Los dos hacen cosas bien, y cosas mal, pero si alguien les quiere juzgar, desde luego que no seré yo.

Estoy alcanzando un gran nivel de paz interior, y sólo espero seguir aprendiendo de estas gentes que me miran, de un país que me acoge, y de una tía muy sabia que se preocupa - u ocupa- por mí más de lo que me gustaría...

Este año empieza bien, con un viaje a Río de Janeiro en enero, y la visita de mis padres en febrero. No sé lo que me deparará el destino, ni cuándo volveré a España, ni qué haré cuando regrese. Pero ya no quiero pensar más en cosas que ahora mismo se escapan de mi control, y que no puedo siquiera prever. Lo que tenga que ser será, y os invito a que pongáis en práctica esta técnica, porque libera mucho la mente, y ahorra muchos malos momentos innecesarios. Como dice siempre mi abuela Espe: la mitad de los sufrimientos son por cosas que jamás van a pasar.

Y tú... ¿Ya tienes tu lista con los propósitos de Año Nuevo?



A orillas del río Paraguay

1 comentario:

Pepelu dijo...

Copio lo que dices: "dejar de fumar, empezar una dieta (yo me sumo a éste), encontrar pareja, independizarse, cambiar de trabajo, o de casa, o de ambos...".

Considerando que fumo lo justo, estoy felizmente casado, tengo contrato fijo y me he cambiado de casa tres veces el año 2009 y a la tercera ha ido la vencida, me apunto a lo de la dieta o, más bien, a controlarme un poco más y hacer más deporte (que empecé en el gimnasio hace mes y medio).

Pero lo que es seguro es que me apunto a lo de ser feliz, y lo mejor de todo es que depende de nosotros: de razonar rectamente y saber valorar correctamente las cosas, tener fuerza de voluntad para conseguir pequeñas y grandes gestas, y rezar un poco a diario.

Felices propósitos nuevos!!