martes, 5 de enero de 2010

La conferencia

Cuando llevaba aquí tan sólo un par de días, mi tía me presentó a una psicóloga chilena que trabajaba también con señoras del Bajo, impartiéndoles cursos de formación para potenciar que produjesen sus propios productos y los pudiesen vender. El problema surgió cuando les  enseñaron toda clase de oficios, y después ellas no sabían comercializarlos de la manera más adecuada.

Por eso, cuando Gloria -que así se llama la encargada- me conoció, decidió que debía impartir alguna clase sobre marketing y relaciones públicas a sus chicas, para que de alguna manera sacasen más partido a sus cursos de cocina, costura, pintura, bisutería, calzado...

Después de proponer mis ideas a un grupo de señoras, decidieron que les gustaba mi iniciativa, y me pidieron que acudiera a su centro de formación para impartir mis clases marketinianas. Y hoy era el gran día.

Pasé varios días preparando una presentación Power Point atómica, con mi súper ordenador Mac, con imágenes y videos de alta resolución, y un texto escogido cuidadosamente. Practiqué mi trabajo varias veces durante la última semana y me acordé muchísimo de cuando hacía lo mismo para mis proyectos de la universidad. Me divertí muchísimo construyendo mi conferencia, y lo planteé todo a través de ejemplos, sobre todo comparando dos grandes marcas: Pepsi y Coca-Cola.

Guardé mi presentación final en un pen drive, y me fui encantada y algo nerviosa a exponer los resultados de mi trabajo... 

Mi primera impresión fue nefasta: un cuartucho enano, lleno de escombros, sin sillas ni aire acondicionado... Yo sólo podía acordarme de las salas de conferencias de los lugares en los que yo había estado antes, incluso en mi universidad polaca, y lo primero que se me pasó por la mente fue un "he perdido el tiempo preparando todo esto para unas personas que no van a valorar mi esfuerzo". 

Entonces dejé a un lado mis prejuicios haciendo un verdadero ejercicio de voluntad, y empecé a contar lo que tan bien me había preparado. Al principio traté de hacer alguna que otra gracia para romper el hielo, y cuando me quise dar cuenta, estaba manteniendo una animada conversación con todas esas mujeres sobre sus productos, sobre lo que pensaban de ellos, de sus sistemas de comercialización, de lo que les había funcionado hasta ahora y lo que no, y sobre todo, de sus miedos. Al final me enseñaron muchísimo más ellas a mí que viceversa, y disfruté enormemente de mi conferencia.

Un par de horas después volví a mi casa tan contenta, conté a mi tía mi experiencia, haciendo especial hincapié en el increíble tesón de la mujer paraguaya y en su increíble espíritu de superación, cuando me llamaron de esta organización dándome la enhorabuena por mi presentación, y rogándome que la repitiera en todas las comunidades que tienen por la ciudad de Asunción. 

Hay quien dice que deberíamos medir los éxitos o los fracasos por los frutos que recibimos. Está claro que yo estoy cosechando muy bien en este país, y eso me encanta.



La mujer paraguaya

3 comentarios:

Concha dijo...

Eres una machine!!!!!

Unknown dijo...

Enhorabuena por tu éxito !!

Estoy de acuerdo contigo en que cuando haces una buena labor, recibes mucho más de lo que das.

Lo estás haciendo fenomenal y estoy muy orgullosa de ti.

Un beso enorme

Unknown dijo...

Me parece una buenísima idea que des las clases para que puedan vender sus productos. Quizá con una web...venta de productos típicos-prácticos paraguayos? Es difícil dar en el clavo...pero a lo mejor... ¿me puedes hacer algún comentario al respecto en algún día?