Mientras yo cuelgo esto, mis padres están despegando en un avión de Iberia que les llevará directamente hasta Buenos Aires, ciudad en la que hemos quedado a las 8 de la mañana de mañana (hora local).
Mis hermanos -los tres- me han dicho que estoy hecha una mimada, porque me voy a pasar dos semanitas de lujo en un viaje espectacular con todos los gastos pagados. Pero es lo que tiene... Una se va al fin del mundo, y sus padres amorosos la siguen...
Estoy deseando verles, compartir estos días con ellos, que conozcan a mis niños, presentarles a los Acosta... Tomar alfajores y dulce de leche, ir a ver un espectáculo de tango, pasear en barco por el río de la Plata. Pasarnos horas contemplando las cataratas de Iguazú, aprender de las Reducciones Jesuíticas, y contarles lo que han sido los últimos tres meses para mí aquí.
Me esperan largas conversaciones, un gran reencuentro entre mi madre y mi tía, dos vuelos (ya estoy temblando), una excursión al Gran Chaco Paraguayo, y por qué negarlo, convertirme en una hija única mimada durante algunos días.
Me apetece muchísimo el plan. Ahora sólo os pido que os concentréis en mí y me mandéis toda vuestra energía positiva para que mi vuelo (de tan sólo hora y media) hasta Buenos Aires vaya estupendamente y sin turbulencias.
Un beso enorme a todos,
La Princesa.
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