martes, 2 de marzo de 2010

El paraguayo

Hoy es el día de los héroes, por lo que ha sido fiesta en todo el Paraguay. Desde que estoy aquí no he podido dejar de observar el comportamiento nacionalista y patriótico de todos los paraguayos... Me gustaría honrarles:

El paraguayo ama su país, le gusta la mandioca y la bandera tricolor. Sueña con la mujer paraguaya, y con los hijos que le dará. Cuenta las azañas de todos los grandes de la historia, y luego les honra con esculturas en mitad de las rotondas, o incluso poniendo sus nombres a las principales calles de sus ciudades.

El paraguayo disfruta viendo la danza tradicional, y suele vestir con las telas típicas nacionales, como el ñandutí. El paraguayo habla en guaraní, pero se publicita en castellano. El paraguayo toma tereré al menos dos veces al día haga frío o calor, y viaja a todas partes con su termo de agua helada. El paraguayo convierte guaraníes en dólares como si comiese pipas, y también habla muchísimo del tiempo (al estilo inglés, pero con acento muy vos sabés). 

El paraguayo no tiene pelos en la lengua, y te dice las cosas como las piensa. Si te queda algo bien, te lo dice. Y sino, también. El paraguayo come asado cada domingo, e invita a media ciudad a su mesa. El paraguayo abre las puertas de su casa a todo el mundo, aunque le haya conocido esa misma mañana.

El paraguayo llega media hora tarde a todas partes, y le echa la culpa siempre al colectivo. El paraguayo va a misa los domingos, y tiene al menos una Virgencita de Caacupé en su casa. El paraguayo se protege del sol con un paraguas, y de la lluvia con lo que lleve en ese momento en la mano. El paraguayo come chipa en vez de pan, y ve cada fin de semana el partido de turno. El paraguayo adora a la mujer paraguaya por encima de todas las cosas, y la protege como si fuese su vida. 

El paraguayo desayuna mate y siente un ligero rencorcillo hacia los argentinos, a los que llama curepas. El paraguayo no sueña con Europa ni con Estados Unidos, sino con Paraguay. El paraguayo te acoge en su casa como si fueses su propio hijo, y te da de comer lo que tenga. El paraguayo se ducha unas tres o cuatro veces al día, y te aconseja sobre cómo paliar los efectos del calor. El paraguayo adora el arpa, e incluso hace sus pinitos como músico.

El paraguayo es tremendamente agradable, y da igual de dónde hayas salido, porque siempre tiene una buena conversación con la que entretener tu velada. El único inconveniente que le encuentro al paraguayo es que, lamentablemente, aún sigue teniendo un poco de hincha hacia los españoles... Una lástima sin duda, porque a mí... ¡el paraguayo me encanta!


Joven con la bandera del Paraguay pintada en la cara

1 comentario:

Pinkyta dijo...

Chulina... que lindo!!!
Soy paraguaya y vivo en España.... y me gusta.
Todo lo que escribiste sobre el paraguayo es cierto....
Lástima que aún no logramos desprendernos de ese sentimiento "argel" que arrastramos desde la colonia.... aunque seguimos considerando la Madre Patria a tu tierra....