miércoles, 10 de marzo de 2010

La Princesa Azul

Cuando yo era pequeña, solía imaginarme a mi Príncipe Azul. Supongo que la visión de Cenicienta saliendo en un carruaje maravilloso del palacio blanco me dejó demasiado marcada como para tratar el tema con indiferencia...

El caso es que yo siempre imaginé a un apuesto galán, en un descapotable rojo, que vendría cada día a buscarme en su Porsche. Pensaba que tendría muchos hijos, y que la mayor sería niña para poder ayudarme en las labores domésticas. Y también soñé con preciosos besos disimulados tras golondrinas habladoras...

Ahora, ya una adulta algo más realista, pienso en el Príncipe Azul, y hasta me hace gracia. Aunque supongo que nunca dejaré de soñar despierta... Mi estilo es tal vez más dinámico, y también más musical. Incluye fines de semana románticos en la Scala de Milán, o cenas a la luz de las velas, e incluso sorpresas a media tarde. 

Pero después de una ligera reflexión rápida sobre el Príncipe Azul, y de lo que me gustaría y lo que no, estuve pensando en que a mí nunca, ningún hombre, me había hablado jamás de la mujer de sus sueños. Y entonces me dije: ¿será que los chicos no piensan en eso? ¿O será que les da vergüenza expresarlo? ¿O simplemente es que las mujeres somos idiotas?

Y, sobre todo, ¿buscarán también a su Princesa Azul?




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