martes, 16 de marzo de 2010

Reciclando ideas

Hace no muchos años, tuve la suerte de participar en una conversación algo animada, en la que dos señores que rondaban los 50, discutían sobre el cambio climático, la alteración medioambiental a través de la construcción de hoteles en primera línea de playa, la educación cívica en países como Alemania, y la ausencia de modales en los jovencitos despreocupados españoles...

Yo me posicioné desde el principio del lado de uno de ellos porque me pareció más coherente su postura, pero más tarde comprendí que en realidad sólo estaba llevando la contraria a su interlocutor para mantener la charla a un cierto nivel. Me di cuenta de que sus argumentos eran una pose, y que él estaba actuando como un buen provocador extremeño. Me recordó un poco a mi abuelo Álvaro...

Unos meses después de aquello, surgió de nuevo el tema, y yo -entre aburrida y curiosa-, comenté que me importaba bastante poco lo que me tuviesen que contar aquella pandilla de progres -que era como yo veía la postura de mis amigos-. Justo ese día, empecé a comprender lo que está pasando en el mundo, la importancia de que cuidemos el planeta, lo fácil que es tirar las cosas a la basura, y reciclar, y ahorrar agua, y adquirir unas medidas mínimas que puedan ayudar a esta causa.

Por eso, he considerado más que conveniente transmitir mi mensaje a los niños, y hoy he empezado mi taller de medio ambiente con ellos. Al principio me sentía un poco perdida, pero enseguida me he dado cuenta de que en vez de hablarles como una adulta coñazo, debía convertirme en una más. Y así me he pasado la mañana, dibujando botellas y cáscaras de naranja, coloreándolas y creando papeleras multicolores. Me lo he pasado como una enana. Ya estoy deseando que llegue de nuevo el lunes que viene para seguir con mi taller. ¡Cómo disfruto con mis niños!


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