jueves, 25 de marzo de 2010

Personas que nos marcan

Ya os había comentado hace unos días, que el jueves pasado retomé la ardua labor de desparasitación de cabezas, con la mala suerte de no estar yo muy versada en el arte de cortar el cabello a los varones, y acabar dejando a Sergio Acosta un poco trasquilado... 

Yo no le di mucha importancia, y le expliqué que el pelo crecía, y que al menos ahora ya no tendría piojos en toda la cabeza. Él se lo tomó más o menos bien, y no dijo nada. Pero al día siguiente no vino al comedor -ni él, ni sus hermanos-. Yo me preocupé, y supe en ese momento que era consecuencia directa de mi mal pulso del día anterior.

El sábado, cuando al fin aparecieron, me acerqué a ellos para preguntarles por su repentina ausencia. Y no me sorprendió que ninguno me dirigiera la palabra. Traté de hablar con Sergio para comprendernos mutuamente, y vi que su abuela le había rapado el pelo por completo hasta dejarle calvo, y que el resto de los niños se estaban metiendo con él... A mí se me partió el corazón.

No tuve tiempo de dedicarles ni un minuto más, así que decidí dejarlo hasta el próximo momento en que tuviese la oportunidad de regalarles el tiempo que necesitaban... Pero el lunes, se repitió la escena una vez más.

Ayer, martes, me acerqué a Librada con intención de darle un beso y un abrazo, pero ella salió corriendo, huyendo de mí. La hermana Esther, que lo vio todo, se sentó a charlar con ella para sonsacarle toda la información posible. La conversación fue más o menos así:

- Librada, pero qué te pasa, ¿por qué no le hablas a Espe?
- Porque se ha portado remal con Checho (que es como ella llama a su hermano Sergio).
- ¿Y por qué se ha portado remal?
- Porque le jugó el pelo a Sergio, y mi abuela se enfadó mucho, y nos castigó a todos, y a él más. Y ahora ya no podemos hablar con ella, lo tenemos prohibido.
- Pero Espe no lo hizo con mala intención. Lo que pasó es que Checho tenía muchos bichitos y ella quería limpiarle la cabecita... Mirá un poco, vamos a solucionar esto ahora mismo... - se giró y gritó en mi dirección: Espe, ven acá-. Espe, ¿verdad que tú les quieres mucho a Librada y a sus hermanos?
- Claro que sí.

Librada corrió detrás del banco, y se escabulló fingiendo que sus zapatos tenían algo impresionante que merecía más la atención que mis palabras... Yo continué hablando:

- Librada, yo os quiero muchísimo, y no fue mi intención que pasara eso. Me encantaría que me dieras un abrazo como todos los días, y yo darte besitos en la nariz. Pero es tu decisión, princesa. Yo te quiero, Librada.

Me miró fijamente a los ojos, muy seria. Y en un instante determinado, se lanzó a mi cuello y me dio un beso enorme. Se me acercó al oído y me dijo muy bajito Espe, yo te amo. A mí se me cayó una lagrimita que traté de disimular ante los otros niños, pero por la noche no me podía dormir de pura emoción recordando aquel momento.

Después de eso, entramos en el comedor a comer, y a los 10 minutos vi a Librada sola en la calle. Me acerqué y le pregunté qué le pasaba. Tuve que esperar una media hora a que dejara de llorar, y sobornarla con un chupa-chups de fresa, pero pude captar la idea: sus hermanos mayores la habían castigado a la calle a comer sola por haber hablado conmigo. Me dijo que si su abuela se enteraba, se enfadaría mucho. Y que tenía miedo.

A mí me hervía la sangre. Me dieron ganas de ir en ese mismo instante a ver a su abuela y decirle que me encargaría personalmente de que no volviese a ver a sus nietos en su vida, pero la rabia nunca es un buen motivo para actuar. Así que le dije a Librada que no se preocupase, que entrase de nuevo, y que ya solucionaríamos el problema...

Esta mañana he hecho un intento de nuevo de hablar con ellos, pero al parecer el asunto está muy negro. He tratado de hablar con Sergio y se ha limitado a decirme que sólo podríamos reconciliarnos en el cielo, porque él no me iba a hablar nunca más en vida. A lo que yo he respondido que no me importaba, que nos veríamos en el cielo entonces...

Tengo un disgusto espantoso... ¿Por qué tienen que seguir los niños el odio de su abuela, que además les maltrata, y que no les quiere como ellos se merecen?

Quiero solucionar esto cuanto antes. Ya se lo estoy pidiendo al Universo con todas mis fuerzas. Ahora sólo espero no haberle creado un trauma al pobre Sergio, y que no me recuerde toda la vida como aquella bruja que me buscó un problema...

¡Por Dios! Pero si hasta llevé a mis padres a su casa. Algunas personas presentan a sus novios... Yo presento a mis niños Acosta. Porque son mis niños...


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Espe bonita, a veces hay que asumir que el mundo es un verdadero desastre para mucha gente y que lo único que está en nuestra mano es ser muy respetuosos con sus vidas y muy agradecidos con las nuestras.

Te manda abrazos y te adora,

tu prima Eli

chachi y pistachi dijo...

Por qué no vas a casa de los Acosta, llevas un regalito a la abuela y aclaras todo con ella ?Se guramente es una diferencia cultural o un mal entendido. Si la abuela deja de estar enfadada, los niños estarán más tranquilos y actuarán con más libertad.

Inténtalos, no pierdes nada. Pero no vayas sola a la casa. Haz la visita acompañada por la T.S. con Ana o con alguna hermana.

Besos

bmingozapatero@gmail.com dijo...

Creo que debes ir a casa de los Acosta, llevar un regalo a la abuela y aclarar por qué está enfadada. Probablemente es un tema cultural, pero si es necesario te disculpas y ya está. Si la abuela deja de estar enfadada, los niños estarán más tranquilos y actuarán con mayor libertad.

Inténtalo, pero no vayas la casa sola. Que te acompañe la T.S., Ana o una de las hermanas.

Besos