Esta tarde, iba yo tan contenta a mi cita diaria con Lucía pitufo en el hospital, cuando un ligero malestar abdominal me ha hecho pulsar la campanilla del autobús e indicar al conductor que me quería bajar en la siguiente parada.
He sido muy afortunada al comprobar que, el amable señor, había elegido una calle muy próxima a un centro comercial que conocía para que yo descendiera, y en el corto trayecto, ha caído por enésima vez desde que estoy aquí un nuevo diluvio universal, y me he calado hasta los huesos en tan sólo dos segundos. ¡Lo qué daría por que mi ducha saliese con la misma intensidad! En un primer momento, mi reacción ha sido la de salir corriendo para resguardarme de la lluvia, pero en cuanto he dado unos pasos, me he dado cuenta de lo inmensamente placentero que resultaba estar ahí, en mitad de la calle, simplemente sintiendo las gotas resbalando desde mi pelo suelto hasta los pies casi descalzos…
Entonces he estirado los brazos, al mejor estilo del Cristo del Corcovado, he levantado la cabeza mirando hacia el cielo, y he cerrado los ojos, para intensificar la percepción de los otros sentidos. No sé cuánto tiempo me he quedado ahí, pero cuando los he abierto de nuevo, tenía a varias personas mirándome extrañadas, como en una escena de televisión a lo Ally McBeal. En ese momento me he vuelto a acordar de mi dolor de tripa, de mi urgencia por encontrar un cuarto de baño lo antes posible, y ha surgido una nueva preocupación, relacionada con mi atuendo pasado por agua y el frío del aire acondicionado del centro comercial…
He solucionado mis pequeños problemas lo antes posible, me he secado como he podido con el secador cutre del servicio de señoras, y cuando me disponía a salir de nuevo del inmenso edificio, me he topado con una tienda que estaba promocionando el nuevo disco de Joaquín Sabina. Y como no podía ser menos, he entrado emocionada, y he aportado mi granito de arena para que los cantautores españoles sigan creando obras tan extraordinarias como las de mi querido Joaquinito.
Y cuando me quería ir de nuevo al hospital, me ha llovido lo que no está en los escritos. Estoy segura de que la historia de Noé es un mito, en comparación con lo que he visto yo hoy. Un tiempo infernal, con los árboles moviéndose románticos, y los mangos aún verdes cayendo sin piedad. Eso parecía una lluvia de macedonia, así que salí corriendo, tapándome la cabeza con los brazos, y dado que mi dolor de estómago no había remitido ni un poquito, y mi autobús parecía estar en huelga, me volví a casa, y tan ricamente…
Iba yo absorta en mis pensamientos, cuando me di cuenta de que en realidad había sido una tarde de película, y en ese preciso momento supe cómo se debían sentir los protagonistas de Cantando bajo la Lluvia, mientras daban vueltas alrededor de las farolas, jugando con unos paraguas negros elegantísimos, y cantando melodías muy apropiadas para un día como el de hoy. Claro, que Gene Kelly no describía el embriagador olor a tierra mojada, ni la sensación extraordinaria del agua refrescándote cada poro de la piel… Definitivamente, prefiero mil veces la vida real a las películas, que son un mero entretenimiento insípido frente a la realidad.
Estoy aprendiendo muchísimo. Pero lo que más me gusta, es que estoy descubriendo sentimientos nuevos, como precisamente el de cantar bajo la lluvia…
2 comentarios:
Querida Espe:
Hemos estado en Duruelo y hemos recordado hace un año todos juntos. Alberto nos ha leído tu email y Ana ha hecho una colecta par “tus niños” de “nuestros niños”. Como siempre nos hemos abrazado y he recordado tus abrazos y los que yo te daba.
Princesa eres maravillosa “aquí” van cientos de mis abrazos, par ti y par compartir con quien quieras.
Mi “niño” te quiere y te apoya incondicionalmente.
Gracias por ser como eres princesa.
Chema
Querida Espe:
Hemos estado en Duruelo y hemos recordado hace un año todos
juntos. Alberto nos ha leído tu email y Ana ha hecho una colecta par “tus niños” de “nuestros niños”. Como siempre nos hemos abrazado y he recordado tus abrazos y los que yo te daba.
Princesa eres maravillosa “aquí” van cientos de mis abrazos, par ti y par compartir con quien quieras.
Mi “niño” te quiere y te apoya incondicionalmente.
Gracias por ser como eres princesa.
Chema
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