Muchos de vosotros me habéis escrito indignados por la situación de los niños que en enero no tendrán qué comer. Pues bien: gracias a vuestra colaboración, no sólo tendrán una cestita de Navidad que ya estamos preparando, y una cena de lo más suculenta, sino que además vamos a hacer paquetitos para que una vez a la semana puedan acercarse hasta el comedor, y retirar la parte de comida que les corresponde. Se trata de una iniciativa al puro estilo comunista ruso, pero con algo más de calor, y también de humanidad...
Además, estamos preparando una representación del nacimiento para que los padres vengan a verla el día 23 por la mañana, un repertorio de bailes latinos, una coreografía de danza paraguaya (que para los que no la conozcáis, es absolutamente preciosa), y una serie de villancicos navideños bastante originales...
Pero es que, por si esto fuera poco, nos vamos a disfrazar de Reyes Magos, y el día 6 por la mañana, todos los niños se encontrarán con la alucinante noticia de que han venido tres seres desde el Oriente, para traerles regalos. Estamos haciendo una lista personalizada para comprar a cada niño lo que más le pueda gustar.
Desde que me he enterado de esta nueva aventura, me he emocionado tanto que no hago más que contárselo a la gente (a los chicos no, para que sea sorpresa), y todos responden entusiasmados. Es como ser niña de nuevo, y vivir con toda la ilusión de la inocencia el que sin duda es el mejor día del año. ¡Estoy deseando ir a comprar todos los juguetes!
Tengo preparada la cámara de fotos para capturar cada instante, cada cara, cada sonrisa. Y también unos vestidos improvisados que sin duda harán las delicias de los más pequeños. ¡Pero qué bonita es la Navidad! El único inconveniente es no poder disfrutarla en familia...
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