Por la mañana, ya más animada tras mi intensa Nochebuena llorosa, mi tía nos sorprendió con regalitos que nos había traído el Niño Jesús. En realidad, el despiste propio de la aceleración Mingo fue el responsable de que ayer a mi querida tiísima se le olvidase poner los paquetes alrededor del pesebre, y en consecuencia, no los repartiera después de la cena. Más bien fueron las otras monjas las que tuvieron que recordárselo, hablando con la boca pequeña, rezando porque en realidad se tratase de un olvido y no de que este año no tuviesen regalos.
Después de la confusión inicial, el Niño Jesús transformado en Concha Mingo me ha dado una bolsita preciosa con una vela ideal (que no puedo encender hasta que no la vean la Churru y mi señora madre), un libro para rezar muchísimo cuando sienta unas más que razonables dudas sobre la divinidad de la Iglesia, una agenda católica y un agua refrescante para cuando me muero de calor. También quería darme el evangelio del año próximo, pero le sugerí que otra persona lo iba a agradecer más que yo.
Así que tras de desayunar un panettone buenísimo hecho por una mujer rusa, y de repartirnos todos nuestros regalos, nos acicalamos para ir a Villa Hayes, otra de las misiones de las hermanas aquí en Paraguay, que está a 40 km. de Asunción, a orillas del río. En mi vida había pasado tanto calor como hoy, llegando a un 99% de humedad, y chorreando de sudor -literalmente- por todo el cuerpo. Pero la buena noticia es que una de las hermanas paraguayas ha hecho paella para celebrar la Navidad, con sus gambitas, sus chirlas, sus mejillones, y hasta un poco de pulpo. Me encantó probar algo con un toque español, y como sabía parecida a la de mi padre, pues me resultó bastante familiar...
Tengo que decir que la Navidad no ha tenido nada que ver con lo que hubiera sido en mi casa, pero aún así, me lo he pasado muy bien tomando el pelo a mi tía -cuyo sentido del humor brilla por su ausencia-, compartiendo tereré con las hermanas, y conociendo un nuevo lugar del Paraguay. Supongo que, como todo, lo más difícil siempre es el primer contacto, y una vez superado el sofocón de Nochebuena, estoy preparada para (casi) todo lo que pueda venir.
¡Feliz Navidad a todos!
1 comentario:
Ay! Que orgullosa estoy de ti Espe!!!!!!!!
Felíz Navidad :-)
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